Por Martina Oviedo
Hace más de un siglo, inquilinos de la Ciudad de Buenos Aires, llevaban a cabo una huelga. Grandes y chicos salían a las calles para reclamar una disminución en los alquileres, ya que los propietarios cobraban altos alquileres por viviendas en las que las familias no podían vivir de una manera digna, se aprovechaban y el estado solamente reaccionó reprimiendo. Hoy en día, ¿Cambió esa situación? ¿Cómo es la vida de los inquilinos?.
A día de hoy, los inquilinos siguen luchando por los altos precios que toman los inmuebles. Estos son casi inaccesibles para personas que no posean un buen trabajo con un buen ingreso. Parece ser que la situación sigue estando vigente, y al igual que en el pasado, el Estado no da una resolución completa y buena para los inquilinos, a veces imposibilitando el cumplimiento de un derecho, que a mi parecer es fundamental, el de la vivienda digna. Además, se le suma el hecho de estar pasando por una pandemia que deja a la gran mayoría de personas sin trabajo e ingresos. Por lo tanto, tener un buen lugar donde poder vivir es cada vez más difícil para los argentinos.
Para darnos una idea, Según datos de Ceso (Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz), en junio de 2020, sólo el alquiler de un monoambiente (en CABA) valía alrededor de $17.000, sin expensas, que comúnmente es un agregado del 23% en base al total. Si tenemos en cuenta que el salario mínimo, vital y móvil es $16.875, con ese ingreso ni una persona podría acceder a un monoambiente sin expensas.
Aunque muchos medios afirman que el costo de los alquileres está por debajo de la inflación, los precios siguen siendo muy difíciles de pagar. Inquilinos Agrupados (una asociación civil sin fines de lucro) realizó muchas encuestas donde demuestran esto.
Afirman que: “En promedio, un inquilino destina el 45% de sus ingresos en el pago del alquiler. […] Cabe destacar que esta información hace referencia únicamente al pago del alquiler, excluyendo expensas, impuestos y servicios. Si tomamos en consideración todos esos gastos, un inquilino destina entre el 60% y el 70% de sus ingresos en mantener su vivienda alquilada”. También hay que tener en cuenta que para “entrar” a alquilar, hay que ya tener ahorrado una cantidad elevada de dinero. Como se puede ver, el porcentaje de los ingresos que se emplea es demasiado. Porque además de la vivienda, el individuo tiene que cubrir con gastos básicos, como son la alimentación (que cumple gran parte), el seguro médico, el transporte, etc...
Desde el 1 de Julio rige la Ley de Alquileres, esta trae muchos beneficios para los inquilinos, como: actualización anual de precios, plazo mínimo de locación en el inmueble de tres años, el depósito no podrá ser mayor al equivalente al primer mes de alquiler y muchas cosas más. Sin embargo, esta ley les quita mucha ganancia a los propietarios, por lo tanto, buscaron otra manera de nuevamente tenerla.
“A mediados de mes el senado de la nación sancionó la nueva ley de alquileres, que fue publicada en el Boletín Oficial el 30 de junio con entrada en vigencia en julio de 2020. La nueva norma implica cambios en los ajustes de precios futuros lo que podría generar una revisión del precio inicial del contrato, explicando el incipiente proceso de aceleración ", señalaron.
Según datos de Zonaprop, este mes hubo una suba del 3,8% de los precios, acumulando un incremento del 19,6% en el primer semestre del año, por arriba de la inflación que fue del 13,3%. Los propietarios siguen aumentando el valor a pesar de todo.
En medio de esta pandemia, muchas personas quedaron incapaces de trabajar o dejaron de recibir sus ingresos, debido a la parálisis económica que trajo consigo el coronavirus. Por lo tanto, tomando datos de una encuesta que llevó a cabo Inquilinos Agrupados, el 49% de los participantes (inquilinos del país) afirmó tener problemas para pagar el alquiler en junio. El 67% dijo estar endeudado o recibiendo ayuda familiar y el 33% declaró que pasó por situaciones de violencia por parte de las inmobiliarias o propietarios al no poder pagar.
“Si miramos dentro de ese 33%, el hostigamiento, la amenaza de desalojo (a pesar de estar prohibidos) y la violencia verbal y/o física están latentes.” Afirma la asociación.
Actualmente, está vigente el decreto 320/2020 que establece por seis meses el congelamiento de alquileres, la prohibición de desalojos, y para los deudores: “Las deudas que pudieren generarse desde la fecha de entrada en vigencia del presente decreto y hasta el 30 de septiembre del año en curso, originadas en la falta de pago, en pagos realizados fuera de los plazos contractuales pactados o en pagos parciales, deberán abonarse en, al menos, TRES (3) cuotas y como máximo SEIS (6), mensuales, iguales y consecutivas, con vencimiento, la primera de ellas, en la misma fecha del vencimiento del canon locativo que contractualmente correspondiere al mes de octubre del corriente año”
Pero, si muchas personas se quedaron sin trabajo e ingresos, ¿Cómo van a pagar la deuda acumulada luego de estos seis meses? Muchas de estas no pueden mantener sus viviendas y cuando termine la cuarentena pienso que menos ya que no están recibiendo sus ingresos al no poseer trabajo.
Grupos de inquilinos están realizando encuestas para poder contar y hacer ver el verdadero problema que está pasando en la sociedad argentina con el tema vivienda, que parece ser ya viene desde hace mucho tiempo. Antes les tocaba a los inquilinos inmigrantes, hoy es con la población en general.
“La imposibilidad de pago (total o parcial) por falta de acceso al trabajo, creemos que prepara el terreno para acoplarnos al movimiento cada vez más masivo de huelga de alquileres, que se viene dando en distintos países del mundo como España, EEUU, Francia, Chile. Así, ante la enorme crisis social que nos atraviesa y que claramente el capitalismo no puede ni quiere resolver, la respuesta debe ser política, con organización, lucha y solidaridad” dice la Federación Nacional de Inquilinos, en una entrevista con ANRED.
En conclusión, en 1907 los inquilinos de CABA se manifestaron por una disminución en los precios y el Estado no reaccionó de una forma favorable para su problema. En la actualidad, la lucha por los precios sigue presente y el Estado no reacciona en torno a esto. Alquilar o mantener un alquiler está siendo muy difícil, como lo era en el pasado, y es muy probable que siga siendo, a no ser que el estado busque una manera de terminar con el problema de que los argentinos no pueden con los tan altos valores que se dan en el ámbito de los alquileres, dejándolos sin alternativa más que buscar otras opciones en las que el derecho por una vivienda digna no se cumple.
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