En el año 1907, ocurrió una huelga de inquilinos. Ellos reclamaban contra los altos precios de alquileres en los conventillos y por las malas condiciones de vida. Esto derivó en cruentas represiones a las organizaciones vecinales que se recuerdan hasta hoy en día.
En la actualidad, con la pandemia que estamos pasando muchas personas que viven en los barrios populares no tienen los recursos esenciales para sobrellevar esta pandemia. Muchos no cuentan con agua que es uno de los recursos más importantes ahora. Y por este problema los casos de coronavirus incrementaron.
Algunos camiones van por el barrio (villa 31) repartiendo agua, pero los vecinos protestan porque esa agua venía con tierra. El estado dice ayudar pero no hay solución hasta ahora. Los funcionarios afirmaron que el agua ya había vuelto pero era mentira.
Canales televisivos fueron a esos barrios a entrevistar a los vecinos que viven ahí. Ellos cuentan las dificultades que tienen, una señora contó que su marido se contagió y los policías junto a la ambulancia vinieron a llevárselo. Pero su marido no volvió, le informaron que había fallecido. Esa señora dice que ella también está enferma pero no va a abandonar su casa ya que apenas se vaya le van a vaciar todo. Ella prefiere morir ahí.
El miedo que sienten estas personas es terrible. No cuentan con el apoyo del estado, y además tienen que trabajar día a día para poder comer y se exponen al virus.
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