Jueves
No recuerdo qué día del mes era, ni qué desayuné, si llovía o estaba soleado, sólo recuerdo que era jueves y haberme levantado con pesadez y flojera como de costumbre; sin preocupación alguna, tal era mi ingenuidad que incluso conociendo la existencia de un nuevo y desconocido virus, seguía creyendo aún que no era algo serio, hablo del coronavirus. Para mí, no era algo de qué preocuparse, a pesar de que ya había casos en Argentina y se hablaba al respecto en los noticieros, por esta razón mi sorpresa fue enorme al ser informada de forma brusca por parte de mi padre de cómo había cambiado la situación. Mi situación, la que no acepté en algún tiempo.
He de aclarar, que mi padre me prohibió en un principio ir a clases, lo que desencadenó mi frustración y enojo, negándome rotundamente a acatar la orden y además pidiéndole que por favor me dejase ir, - al menos hoy- exclamé, él con cierta vacilación cedió ante mi rabieta infantil, no sin antes poner como condición, no abrazar ni saludar a nadie con besos. Algo muy razonable. Accedí y partí a la escuela. Una vez allí desde metros atrás me mentalicé a lo que iba a hacer y decir, pero sería más difícil de lo que pensaba, mientras más me acercaba a mis amigos, mayor era mi angustia por lo que pudieran pensar al no abrazarlos o saludarlos como teníamos por costumbre, ”Es por seguridad” pensé, “lo entenderán”, pero ¿eso significa que considero que ellos podrían portar el virus? “no claro que no” Me dije a mi misma “¡yo también podría portarlo!, pero... yo soy la que se está alejando. La que está evitando el contacto”. La presión, la ansiedad que sentía, la incomodidad de no saber que hacer una vez allí; a lo largo de mi vida llegué a sentirme así en ciertos momentos, ese sentimiento de frustración de no ser aceptada, de lo que los demás puedan pensar, de las acciones que debía tomar para evitar circunstancias incómodas, ese sentimiento, volvía una vez más, con fuerza. Pobre de mí, si mi yo del pasado hubiese sabido que eso solo era el comienzo…
Pánico
Viernes, Esta vez me levanto sabiendo que no voy a ir a clases, por mucho que lo anhele, por mucho que me disguste la idea de quedarme en casa, estoy más que consciente de que esto ya no es posible, me enteré de personas contagiadas el día anterior en una escuela cercana a la mía, el miedo y la culpa invadió mi ser, mi actitud rebelde y obstinada había puesto en peligro no solo a mi, sino a mi familia; mi hermana y yo somos algo asmáticas, y aunque no hemos llegado a complicarnos de vida o muerte, si llegamos a tener problemas para respirar y necesitar la ayuda de un nebulizador, el solo pensar que podría ser responsable, de ser la causante… no quería ni pensarlo, esa sensación era horrible…
El lunes las clases ya habían sido suspendidas.
Conforme avanzaban los días la situación se tornaba más gris, como si de un hombre viejo y harapiento que cava su propia tumba se tratase, el ambiente se tornaba más sombrío y fúnebre conforme cada palada que daba.
Papel higiénico, alcohol por botellas, desinfectante, alcohol en gel, mascarillas, procesos tediosos y minuciosos, “este es mi mundo ahora” pensaba dentro de mí, ver a mi padre comprar estos productos y realizar estos procesos era impactante, alguien que hasta hace poco dudaba del escándalo y la revuelta ocasionada, esta persona era ahora uno de ellos, al igual que yo, pero en mi caso, estaba por entrar en mi etapa de hibernación, no obstante para este punto esto aun no sucedía; ver que compraba comida, su cara de angustia y su gran positivismo me hacían entender la situación y tener una leve noción de lo que podría significar a futuro, pero no fue hasta que supe de la situación en Venezuela, país donde nací y dónde está mi madre y mi otra hermana, que el temor y el miedo se apoderan de mí. Al principio, como en todo gobierno dictatorial, se negó la existencia alguna de cualquier caso de covid, en esta clase de gobiernos siempre se aparenta estar bien, nunca se admite error alguno, siempre se niega cualquier hecho que contradiga lo impuesto o lo seguido por el gobierno. El único mal que existe es el que viene del exterior, el que es ajeno al gobierno, pero que irónicamente fue creado por este, no obstante a pesar de esa ideología en algún punto se tenía que hablar de esto, era demasiado obvio para ignorarlo, pero de una u otra forma se le sacaría provecho.
Prácticamente no hay sistema de salud en Venezuela, no hay médicos, no hay seguridad, no hay vuelos; pero hay toque de queda, cualquiera que lo viole sufrirá las consecuencias de una forma drásticamente desproporcional al “crimen” cometido… El 22 de marzo me informa mi madre que a cada cierto tiempo pasa una patrulla con un megáfono recordando el toque de queda, pero que no obstante, el toque de queda no es por por el virus, es por el miedo a un posible estallido social, por la falta de gasolina, lo cual afecta todo, como el transporte de alimentos; también me explica que los establecimientos de comida están abiertos desde las 7am hasta el mediodía, las farmacias de 7am a las 3 de la tarde, en general no se puede salir de las 5pm a las 7am. No se hasta cuando sera la cuarentena, ya no quiero pensar, no en eso, quiero bloquear el uso de razón, el primer paso para la “hibernación” pero no… Aún no.
30 de Abril, se reportaron en Venezuela 331 casos de infectados, 10 de muertos y 142 de recuperados. En Argentina ya son 4.428 los infectados.
Ahogo
¡Ah, las tareas!... un tema que parece irrelevante pero que juega un papel importante en mi salud mental; para poner un poco de contexto, a este punto los profesores comenzaron a enviar tareas, tenían la idea inicial de mandarlas semanalmente… He aquí el momento del relato en el que expongo mi odioso ser, y el desagrado que tengo por la forma de enseñar… Las tareas por parte de la mayoría de los profesores no solo tenían que ser investigadas y asimiladas por nosotros mismos sino que el plazo para cumplirlas era increíblemente corto, al principio intente seguir el ritmo pero la presión impuesta por mi misma de cumplir las consignas con un gran rendimiento en el tiempo límite fue demasiada, pero en vez de tomarlo con calma, me termine ahogándome en mis propias lágrimas… El mar, es como estar en el mar, sintiendo la brisa suave que acaricia el rostro, los rayos del sol intentando traspasar por sobre el cabello que cubre la cara, flota sobre las olas y disfruta del frío del agua en contraste con la intensidad del calor del sol, el olor a agua salada, el vaivén del cuerpo en el mar por el constante oleaje, los labios resecos y resquebrajados, la piel rojiza y quemada por la sal y el ardiente sol, pero ya no hay sol, está nublado, aun así sigue siendo un lindo paisaje ¿no? mira alrededor, ¿dónde está la orilla? se está muy lejos de la tierra, ¿donde está el fondo? ¿por que ya no puedo sentirlo con los pies? las olas se tornan violentas, entre la confusión el mar atrapa los pies y succiona el cuerpo hacia abajo, aun puedo nadar y salir victoriosa, aun puedo volver y llegar a la orilla, pero aquellos brazos no reaccionan, no se mueven, no por cansancio ni dolor, sino por falta de voluntad; así es como se siente ser devorado por el mar, así es como se cae preso de la angustia.
Desesperación
Después de todo el desagrado y descontento que trajo la cuarentena, está paulatinamente se volvió más flexible, cabe destacar que la cuarentena afecta a un gran número de personas, pero no solo su estado de ánimo o sus salidas de fin de semana, no, esta llegó a dejar personas en la calle, sin trabajo, separó familias, destruyó negocios y comerciantes ambulantes, desesperación, es la palabra que mejor describe el sentimiento de estas personas. 14 de mayo, Una importante cantidad de locales comerciales reabrieron sus puertas, de acuerdo a unas nuevas disposiciones del Gobierno de la Ciudad.
Se encuentra información al respecto incluso en páginas como el Diario AS Argentina, que menciona lo siguiente: “Si bien la Ciudad de Buenos Aires aún se mantiene en la Fase 3 del plan decretado por el Gobierno Nacional para salir gradualmente del aislamiento social, preventivo y obligatorio, de a poco algunas actividades comienzan a retomarse y, en ese sentido, este jueves se dio un importante paso con respecto a los comercios minoristas”. Una pequeña luz al final del túnel para aquellos desafortunados afectados por la cuarentena, no obstante a pesar de ser un salvavidas, aun se esta dentro de un mar borrascoso, enfurecido y violento, el salvavidas solo aplaza lo inevitable, evita el hundimiento, pero no te salva de la tormenta; ¿Cuanto mas durara esta tormenta? la pandemia anterior, influenza virus A subtipo H1N1,duró más de un año, y no tenía el mismo grado de contagio que el coronavirus, no sé cuando terminará esta, se que no será pronto. Aún siguen las limitaciones incluso para aquellos que trabajan desde casa. En Junio algo Conmocionó la opinión pública, con la muerte de George Floyd, se dio inicio al BLM, (Black Lives Matters) un movimiento creado en 2013 que retomó vuelo en el 2020. El principal objetivo de este movimiento es la justicia, no obstante la forma en que se busca esta justicia es totalmente injustificada, ya que se realizan numerosas protestas en nombre de este movimiento que terminan en disturbios y saqueos, el movimiento termina contradiciéndose a sí mismo, pues se supone que este busca la igualdad y el cese de violencia, pero termina fomentando el odio y separando a las personas en dos bandos, cabe aclarar que esto termina perjudicando incluso a aquellos a los que se supone se está defendiendo.
Según un artículo de PANAMPOST “Hasta ahora quienes más han sufrido las consecuencias de la violencia de los manifestantes ha sido precisamente la comunidad negra, no solo con la destrucción de sus barrios y ciudades, sino también de sus vidas, en particular los policías como Patrick Downing en Oakland, California, y el policía retirado de 77 años David Dorn en St. Louis, Missouri, cuando acudió al llamado de un amigo cuya casa de empeño fue saqueada.
Dorn intentó dialogar con los saqueadores sobre el daño que hacían a su comunidad. Y en respuesta recibió disparos.”
https://youtu.be/rFSOM8j4inU
Hay que aclarar que sí existe el racismo, tanto en Estados Unidos como en el resto del mundo, pero la respuesta al odio no es mas odio,o al final el odio solo genera odio, puesto que “Devolver odio por odio multiplica el odio… La oscuridad no puede expulsar la oscuridad: solo la luz puede hacer eso. El odio no puede expulsar al odio: solo el amor puede hacer eso.” Martin Luther King.
Hibernación
Al final desde mi perspectiva me siento impotente ante el mundo, No puedo hacer nada por él, tampoco puedo esperar que este haga algo por mi, los conflictos siguen aumentando, las opiniones y los ideales dividen a las personas, cada vez nos distanciamos más, pero no por la cuarentena, esta solo hizo evidente lo que ya venía sucediendo.
-¿Sabes qué es lo más triste de estar aislado y solo?
-Darte cuenta, de que siempre lo estuviste.
Cada vez me sentí peor, sabia lo que tenia que hacer, sabia que lo tenia que hacer, sabia que PODÍA hacerlo, pero mi ser lo evadía, no quiero comer, no puedo dormir, no quiero respirar, no puedo dejar las redes sociales, mi único cobijo, mi única distracción; no quiero asumir la responsabilidad, siento que es muy tarde, siento que quiero ser feliz, pero no quiero trabajar para lograrlo, no quiero esforzarme, siento que quiero dormir, estoy dormida, estoy hibernando, no hago nada más que eso, solo por momentos estoy despierta, es como si estuviera cavando, -tengo que salir- me digo a mi misma -tengo que dejar de cavar y salir pero no me detengo, sigo cavando, cada vez el agujero es más profundo, mientras más cave más me costará salir, pero eso no me detiene, aun no he tocado fondo.
Los días son cada vez más cortos, pero no son los días los que se hacen cortos, es que yo no estoy ahí desde que comienzan, me despierto a la mitad para luego contemplar como acaban. Así es como pasaron días, semanas... Meses. Y yo sigo sin hacer nada, sigo cavando este hueco profundo, el cual, de no detenerme, terminará siendo mi tumba.
En un intento desesperado por mejorar, mi padre, mi hermana y mi madrastra, junto conmigo, salimos para mejorar el ánimo, y respirar aire fresco, irónicamente con un barbijo que limita tu respiración, no hay muchas personas, el ambiente es frío, y no me refiero al clima, la distancia entre las personas no es meramente literal. Sin embargo, en el fondo se que aunque estoy en un hoyo profundo del que yo misma soy responsable, considero que aun puedo salir, aún puedo mejorar, creo que a pesar de la situación en la que nos encontramos, aún queda esperanza de surgir, de mejorar, quizás es un pensamiento demasiado optimista, quizás sigo hibernando y solo estoy delirando, pero creo que a pesar de todos los problemas que existen, de todos aquellos que sufren y hacen sufrir, antes y después de la cuarentena, aun con todo eso… Creo que, el mundo, aún puede ser un lugar mejor, después de todo y cito otra gran frase de Martin Luther King “si supiera que el mundo se acaba mañana yo hoy todavía plantaría un árbol”. Siendo esta una de mis favoritas.
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