Un 3 marzo de 2020 llegó el día que nadie esperaba, el virus chino Sars-cov-2 o también conocido como coronavirus llegó a nuestro país por vía de los turistas que regresaban de sus vacaciones en el exterior, donde en cuyos países ya estaba circulando el virus en grandes cantidades.
Primero Arrancamos con pocos casos y luego por el método de “contagio estrecho” llegó a todos los puntos del territorio, causando el inminente decreto de cuarentena por parte del recientemente electo presidente Alberto Fernandez.
Al momento de escribir esta crónica, ya bastante atrasada por diversos factores y motivos, el país lleva más de 130 días de aislamiento social, preventivo y obligatorio, la situación empeora tanto en lo económico como lo social, epidemiológico y diversos puntos que hacen que la situación vaya por mal camino, y son 400.00 infectados y más de 8.00 muertos por este virus que azota al país y al mundo por igual.
Entre tantos problemas y tareas que surgen en el día a día, que a fin de cuentas se vuelve tan odioso y rutinario como la vida sin pandemia, levantarse, hacer el desayuno, ponerse a trabajar con los proyectos personales y continuar con la virtualidad, tareas de limpieza y la clásica salida a 5 cuadras para comprar al super, todo para acabar el día a las 21 hs haciendo la cena y viendo alguna de las tantas películas o series en Netflix o tv por cable. ¿Por qué es todo tan rutinario?¿Por qué seguir haciendo lo mismo todos los días sin parar metódicamente? con la horrible diferencia de que el mundo sigue igual de mal, sigue habiendo desigualdad, discriminación, oportunidades para lo que más tienen mientras que los pobres son librados a la suerte de un virus que trajo la gente rica del exterior pero que este mismo no conoce de religión, etnia, color o clase social, al menos en “libertad” (sin pandemia o virus alguno) se podía sobrevivir más “fácil” dicho de alguna forma, o al menos eso pienso yo que por suerte y trabajo laborioso de mi madre es que puedo tener un nivel de vida excelente o sin alguna que otra complicación.
“Es el momento de la última función, estamos cansados de que el mundo se caliente como la calefacción. Agarren los libros que empieza la revolución...”
En fin, retomando el tema del cual se trata esta crónica, relato, o llámalo como más te guste a vos lector que en algún momento escucharas estas mismas palabras en tu mente mientras me lees.
Me di cuenta viendo las redes sociales, noticias e Internet en general que en países de Europa, en esos pueblos lejanos de la ciudad, los animales tomaron las calles de vuelta debido al confinamiento humano.
Esto me llevó a pensar 3 meses atrás mientras escribía esta crónica que fue dejada de lado por materias y trabajos con mayor atención o urgencia necesaria que por un momento debía alejarme de la ciudad de mi mente, apagar el motor de mi cabeza y alejarla de la rutina pandémica sin dejar atrás la escuela y otras obligaciones para descubrirme a mí mismo, qué es lo que quería ser, qué quiero estudiar a falta de meses para terminar el colegio y arrancar eso que la sociedad llama la vida de adulto, entonces puse manos a la obra.
En este tiempo, pensar y reflexionar logre desarrollar mi pasión por la aviación, algo que tengo desde la niñez, en parte porque cada que veo un avión en el cielo me hace dar la sensación de “Libertad” por fuera de todo lo exista, remontar el cielo y sentirme un caballero del aire.
Empecé a trabajar en cuanto pude y ya estoy tramitando los permisos necesarios y las averiguaciones pertinentes para la escuela de vuelo.
“Si alguien inventó esta cosa de la política, religión, mercado o lo que sea, fue para dividirnos y lavarnos la cabeza”
También logré mejorar mi habilidad en cuanto a la creación de frases y poemas, algo de lo que vengo trabajando hace ya exactamente 1 año, incursionando en el área del “freestyle” o batallas de rap, improvisando y agilizando mi creatividad al rimar sobre un base musical de 4 compases, sacando lo mejor de mi, es mas seguro que a lo largo de esta nota muchos habrán notado que entre párrafo y párrafo hay escritas frases mías que saque de algunos poemas o canciones que escribí y pronto si se puede en la post pandemia intentare grabar.
“No tratemos al mundo como mierda que al final de cuentas somos todos hijos de este pueblo y de estas tierras”
Para redondear, logre hacer todo eso cortando la rutina, sin dejar de lado la escuela y los estudios, pude descubrirme a mí mismo, dejando lugar a que mi mente se relaje sepa lo que el cuerpo quiere, tuve algunos bajones de ánimo, no lo niego, pero se pudieron superar gracias a las charlas profundas con mi madre y Lizandro Espinoza, mi mejor amigo que vive en la provincia de San Luis (soy de allá).
Para retomar y cerrar el tema, seguro que como a muchos de nosotros nos pasó, y al igual que al planeta como naturaleza, nos tuvo que parar en seco un virus y una pandemia para que dejemos respirar al mundo y a nuestro mundo interno, respiro que comparando un antes y un después, creo yo que mejoró a muchos de los que están leyendo esto.
“Llegó el momento, tomemos las riendas del mundo si no lo hace el resto, porque si no las próximas generaciones van a pagar más caro el precio”
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