Dependencia a la conectividad, organización en la desorganización, seres humanos lidiando con lo impensable.
En febrero del 2020, disfrutábamos de las vacaciones, las sierras, el río, el frio; viajábamos en bondi, tren, micro, y en avión. Mientras tanto, en las noticias, se hablaba de un muerto, en China, debido a un mal sin nombre. Con el paso del tiempo, los infectados aumentaron, el impacto en Europa empezó a generar pánico imágenes de hospitales atestados de gente, personas intubadas, pilas de muertos, hasta al punto de las fosas comunes, en varios países. Imágenes dantescas, dignas de un cuento de lovecraft.
Inevitablemente, entramos en una cuarentena, luego transformada de una sesentena, luego convertida en noventena y así, pasaron los meses, y llegamos al año de este virus mortal. Se sumaron los muertos, hasta el día de hoy llegando a la cifra de 55 millones de infectados y más de 1 millón de muertes, y así también las expectativas de varias vacunas de distintos laboratorios, como, Pfizer, Janssen, Sinopharm y AstraZeneca, pero lo único que nos dan es una esperanza de que esto va a terminar.
La conectividad que tanto disfrutamos, se convierte en un eterno desafío, de tira y empuje entre alumnes y maestres. La imposibilidad del cara a cara, en el caso de estos, sin la corrección inmediata, sin la llamada de atención en el caso de la escasez de entrega de trabajos. En un principio parecía imposible.
Nos enojamos, frustramos, nos ganó el nerviosismo, la ansiedad, la depresión. Lo que nos demuestra, es que, a pesar de todo, seguimos peleando. (algunes no todos) Esta pandemia nos mostró de la manera más cruda, la desigualdad social, la inseguridad de una gran parte del país que viene en la pobreza; Lo que nos hace sentir agradecidos a la gente que, si tiene las herramientas, para seguir estudiando, pero no solo los miles de infectados y muertos son consecuencia del virus, la economía sigue golpeando, centenares de gente cada vez más pobre, comerciantes desesperados, sueños rotos que tuvimos que olvidar.
La pregunta es, si podemos volver a soñar, proyectar, a creer, y, fantasear sobre la vida como antes era.
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