Todo era normal, el mismo calor y agobio que se combina con la emoción del comienzo de clases, mi último año de clases. Este año tuvo algo peculiar en febrero, el año bisiesto. Sigue siendo un día normal después de todo pero pasa cada un par de años. Habíamos comenzado las clases en marzo, y en el transcurso de la semana en el colegio se hablaba de las medidas que tenemos que tener para no contagiarnos y no contagiar, que además era muy probable una cuarentena total en todo el país.
Comencé las clases con una relación con una chica del colegio pero con todo el tema de la cuarentena nos distanciamos mucho y hubo algunos conflictos.
Al pasar de los días me di cuenta de la falta de comunicación que teníamos todo porque no tiene celular, y me pude dar cuenta que el papá mucha libertad no le da, todo esto a mí me incomodaba un poco porque no podíamos salir a la calle sin que el papá nos llame cada cierto tiempo o que le tengamos que decir dónde estamos.
Esto aunque me incomodaba lo tenía que dejar pasar, ya que yo no podía hacer nada al respecto, pero no solo pasaba ese tipo de cosas, tampoco la dejó ir al a mi cumpleaños solo porque no conocía a mi familia, eso un poco lo entiendo pero él se podría haber tomado al menos el tiempo de llevarla a mi casa para conocerla y quedarse tranquilo, pero lo que mucho no me gustó es que apenas comenzamos la relación yo tuve que ir sí o sí a la casa de ella para conocer al papá porque sino no la dejaría salir conmigo, eso me pareció súper mal porque me estaba obligando básicamente a ir a conocerlo.
El tiempo pasó y todo seguía igual, no muchas cosas cambiaron, por no decir nada pero lo único que podía hace era conformarme, yo no podía cambiar nada de esas cosas, ella era la que tendría que haber intentado cambiar esas cosas que en parte eran una traba para la relación, complicaciones que no nos dejaban estar juntos, vernos o hablarnos.
Con el comienzo de la cuarentena me di cuenta que las cosas se intensificaron, el papá no solo no la dejaba usar el celular hasta que se lo sacó por completo, tampoco le prestaba la computadora para que ella haga sus trabajos prácticos y eso ya distinto a la relación, se trata de la educación de su hija, pareciera que no le importa que ella estudie o no, porque nunca fue a volver a anotarla al colegio, sino que la hija tuvo que insistirle para que al menos él haga una nota diciendo que la quiere inscribir al nuevo año lectivo del colegio.
Al pasar de los días comencé a preocuparme mucho ya no se trataba de si me hablaba o no, era que el papá la estaba sometiendo a un aislamiento total, no era que no tuvieran medios para que ella se pudiera conectar con más gente, sino que en realidad tiene 2 computadoras y una computadora que era la del trabajo del papá que aunque sea la de su trabajo, no es la que él usaba para trabajar, sino que se la daba a ella para que haga tps o así pero luego de un tiempo se la sacó y ella se quedó sin medios para trabajar aunque igual no la dejaba descargar nada en esa computadora.
Por un tiempo le dieron un celular porque hace muchos meses que estaba sin uno ya que se le rompió, pero luego también se lo sacaron porque el papá lo necesitaba para trabajar.
Empecé a sentir que ella estaba muy distanciada de todo, que le falta conocimiento en muchas cosas que pasan en el mundo porque tampoco mira noticias o cosas para informarse de lo que está pasando en el país o en su ambiente.
Desde ese momento entendí que vivía en una casa patriarcal pero, ¿cómo le podes abrir los ojos a una persona que vivió así toda su vida? Hacerle entender que eso no es sano, que tiene que pedir ayuda.
Ya no hablábamos tanto por ganas o porque ella no tenía ningún medio para hacerlo, todo se iba apagando lentamente.
Había algunos problemas entre nosotros porque yo quería que ella entienda lo que le estaba pasando y ella no lo quiere ver o lo acepta y no quiere nada al respecto, para mí no eran problemas muy graves pero para ella eran como unas súper discusiones que le hacían mal y la ponían triste.
Después de darme cuenta de todas estas cosas simplemente me hundí, no podía creer que una persona permita todo eso, en mi cabeza rondaban un montón de preguntas ¿qué lleva a una persona ser sumisa hasta ese punto? ¿Por qué lo normalizan?
En el mundo está lleno de casos así, donde se les niega libertad a muchas mujeres, no se les da un celular, no se las deja salir o las tienes muy controladas para saber exactamente cada paso que da en el día y que no hagan algo que esa persona no quiera.
Pero comprendí que no podes ayudar a alguien que no quiere escuchar, me sentía como si fuera el único remando contra marea.
Estaba intentando comprender su punto de vista, pero al pasar los minutos y seguía sin entenderla. Entonces tomé la decisión de que si ella no quiere ver la situación prefiero alejarme, no quiero ser parte de esto, no voy a consentir lo que el padre le hace.
Me encontraba acostado en mi cama, sentía impotencia ¿porque no puedo hacer nada? ¿Por qué no pide ayuda?, entonces comprendí que lo que yo sentía en ese momento, ella lo había sentido toda su vida.
Día a día se descubren nuevos casos de maltrato doméstico o de mujeres que les falta mucha libertad pero lo niegan o aún no lo ven.
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