“Las autoridades sanitarias de Perú reportaron este domingo 535 nuevos casos de COVID-19, el mayor incremento de la enfermedad en un solo día desde que comenzó la epidemia en el país, que ya ha causado un total de 2.281 enfermos y 83 fallecidos. las cifras oficiales de este domingo señalaron que la tasa de mortalidad llega al 3,64% en el país.” ¿Hasta qué número de muertos o infectados tienen que llegar para que se queden en sus casas sin salir? se pregunta la periodista Perla Acuña.
Desde el 12 de Marzo estamos en cuarentena y la gente no cumple las pautas que dicta el gobierno.
Anali es una ciudadana de Perú, mujer casada con dos hijos, una nena y un pequeño bebé de 1 mes que nació en medio de esta pandemia. Toda la familia se resguarda en casa desde que inició la cuarentena obligatoria, exceptuando su marido que sale de vez en cuando a cumplir con un par de trabajos. Ella nos cuenta cómo es que vive ésta cuarentena en un país que tomó medidas completamente distintas a las nuestras.
Semanas atrás, el Presidente Martín Vizcarra, dijo que los días Lunes, Miércoles y Viernes solo saldrán los hombres mientras que los otros días restantes, Martes, Jueves y Sábados, las mujeres. El último día, Domingo, nadie deberá de salir de sus casas. ¿Pero adivina que pasó? Nadie cumplió con eso.
Perú también se sumó a los toques de queda, poniendo cada vez horarios más estrictos, sobre todo en las zonas con más contagios. La intención de esto es para “asegurarse” que la gente se resguarde en sus casas, junto con su familia y que no salgan a la calle, pero ¿en verdad se cumple el objetivo?
Para que tengan una visión de esto, actualmente, ellos tienen 72.059 de personas infectadas con un número de 2057 muertes en total, a su vez, nosotros nos encontramos con 6550 infectados y 319 muertes. A simple vista, pareciera que estamos mejor que ellos, que tenemos la situación controlada a pesar de no tener tantas restricciones, ¿realmente es así? ¿está todo bajo control?
Hace dos días, en Perú, a través de las noticias se dio a conocer que en Lambayeque, Piura y Loreto nuevos hospitales han sido colapsados por falta de camas y de personal. La gente muere esperando a ser atendida, ya sea, dentro de las clínicas, en las calles, patios e incluso en las mototaxis donde son trasladados. Cada vez llegan más personas infectadas a los centros de salud pero el número de médicos y/o enfermeros es sumamente menor en comparación de ellos, hay falta de personal. Se designa un médico para cuarenta pacientes.
Los enfermos hacen filas frente a las puertas de los hospitales esperando a que se desocupe una cama para que puedan atenderlos e incluso en un hospital pusieron a la gente infectada en un patio al aire libre conectados a tanques de oxígeno. Es horrible ver esas imágenes porque te quitan la poca esperanza que uno tiene.
Ustedes dirán “¿acaso no hay protocolos para estos casos?”, claro que los hay pero es imposible poder llevarlos a cabo ya que ésta situación se está yendo de las manos y el gobierno no apoya a los pedidos que hace el Decano de colegios de Médicos.
Podemos decir que por suerte, todavía nuestros centros de salud no han sido colapsados del todo pero, sin embargo, la propagación de éste virus se sigue dando sobre todo en los barrios más vulnerables.
En las villas de nuestra ciudad, ya hay más de 891 casos de infectados, que ocupa el 30% de los casos en toda la ciudad. En estos lugares, el aislamiento es muy difícil de que se cumpla, estamos hablando de muchas casas juntas, hasta algunas una arriba de otras con pasillos para caminar super angostos y también se caracterizan por ser pobres en higiene. Al vivir en un país en donde predomina el sistema capitalista, hay mucha desigualdad social de por sí. Si antes de que estuviéramos dentro de una pandemia a nivel mundial, no se preocupaban por la gente que vive en estos barrios, mucho menos ahora. ¿Qué los haría cambiar de opinión? De lo contrario, desde un principio, hubieran previsto éste tipo de situaciones llevando medidas estrictas hacia estos sitios, ni hablar de los geriátricos.
Las autoridades esperan a que haya casos confirmados de coronavirus en estos recintos, para que recién ahí activen los protocolos ante dicha situación, cuando personalmente opino que deberían de haberlos puesto mucho antes en práctica para así prevenir infectados y muertes. Aún más en este tipo de lugares donde albergan a personas mayores. No porque sean ancianos o estén jubilados y no aporten algo al sistema , hay que descuidarlos, al contrario, hay que cuidarlos mucho más que antes ya que son los más delicados ante ésta enfermedad.
Me indigna que no hayan hecho desde un principio un testeo al personal que trabaja en estos sitios. Si realmente no quieren que ellos se infecten, deberían de tener un cuidado sumamente específico en donde prioricen la salud de mayores como la del personal que trabaja cuidándolos.
Dicen que van a dar un bono con 760 soles para las familias que lo necesitan y en especial a los mayores de edad, pero ni a mí ni a mi papá nos salió la posibilidad de adquirir esa plata. ¿Y ahora yo qué hago?
La escucho preocupada, eso es entendible. Ella no dispone de un trabajo, las circunstancias en las que estamos no son aptas para salir a buscar un laburo, necesita el dinero que el Estado está dando. Es angustiante saber que precisa sí o sí de esa plata para comprar las cosas básicas de cualquier casa, comida, productos de higiene, pañales para su bebé; su esposo apenas cobra y aún así no les alcanza. A todo esto sumemosle que tiene un padre mayor, que no trabaja, no tiene sueldo y tampoco es beneficiario del bono mencionado en el párrafo anterior.
¿Qué hace ese en este tipo de situaciones? Sí, sabemos que esa ayuda de plata no siempre cubre a toda la sociedad necesitada, pero debería de haber otra mano de donde agarrarse.
En Argentina el ANSES también implementó esta medida con un bono llamado Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), que consta de 10.000$ pesos. Entrando a una página en específico la gente puede ver si es beneficiario o no, cuándo y dónde cobra dicho monto de dinero. A rasgos simples esto es una ayuda más ante la crisis que estamos viviendo, no obstante, siguen sin encargarse de dar otra opción para las personas que no fueron favorecidas.
Todos los días, más que nada por las noches, gente que vive en la calle se acerca a la puerta de mi casa tocando ésta para pedirme que por favor les dé un poco de plata o incluso les preste, luego ellos me la van a devolver. Yo apenas tengo para la gente que vive conmigo, ¿qué hago?¿los ignoro cómo lo hace el Estado?. Pero al hacer eso ¿no estoy siendo parte de ellos también?. No quiero ser su cómplice, por eso mismo, como no dispongo de mucha plata lo mínimo que puedo ofrecerles es un poco de ropa y mantas para que se abriguen durante estas noches frías de otoño. Aunque haga eso todavía no se me quita esa sensación de que puedo hacer más por ellos. En éste sistema de desigualdad, afrontando la situación en la que todos estamos pasando, los que más sufren siempre siguen siendo los que menos tienen. Eso se nota ahora mucho más que nunca.
En las instituciones educativas, se está dando una ayuda alimentaria también. En los jardines y colegios primarios la bolsa que están dando va más llena a comparación de las bolsas que dan en los colegios secundarios, cuándo debería de ser equitativo para todos. Se les da más prioridad a los menores pero los jóvenes también necesitan de esa bolsa llena con alimentos básicos, un simple saquito de té o mate cocido no va a llenar la panza de un estudiante. Mucho menos 2L de leche que se tiene que compartir en una casa donde el número de personas que habita es superior a 4. Si “los jóvenes son el futuro” entonces repartan alimentos de igual cantidad y calidad para todos los colegios del país.
Ya que estamos hablando de la educación, profundicemos en las famosas clases virtuales. En las dos naciones, las clases se están dando ya sea a través de videollamadas, mails, probando distintas aplicaciones donde puedan compartirse información, realizarla y que los profesores puedan corregir. Si alguien no tiene acceso a Internet, a través de la televisión y/o radios, puede entrar a los programas educativos que se transmiten.
¿Y la gente que no tiene tele o radio? En los colegios de cada nivel, dan una revista o diario con distintas actividades por hacer, dependiendo de las materias y el grado en que esté el alumno. Pero si el alumno no vive cerca del colegio, ¿se queda sin estudiar?
Esta pregunta es preocupante para cualquier estudiante o familiar de él, sobre todo para los que están en primero de primaria y en quinto/sexto de secundaria. Con ese nivel de aprendizaje les va a costar mucho seguir en el año entrante, en el caso de los egresados, será más difícil para ellos el entrar a la universidad. Sino agregan un año más, con la intención de asegurarse que los alumnos tienen el conocimiento apto para que se puedan desenvolver sin ningún problema en la facultad, entonces deberían de bajar el rendimiento de éste pero es muy poco probable que eso suceda.
Ahora, decir que estamos bien que otros, ¿es realmente decir que estamos bien?. Por más que la cifra de infectados o muertos sea “mínima”, siguen siendo vidas que se pierden. Era la vida de una madre, un hijo, un nieto, un sobrino, etc, era una persona al igual que vos y yo. Dejemos de pensar que estamos mejor que el de al lado, cuando no es así, nadie se salva de esta enfermedad solo, es algo que lo combatimos entre todos. Que principalmente no te afecte a vos, no quiere decir que no te pueda llegar a tocar, nadie está asegurado y en eso se podría decir que esta enfermedad es “equitativa”.
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