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  • Foto del escritorFlorencia Rangoni

LECCIONES QUE APRENDÍ EN LA CUARENTENA

El 19 de marzo anunciaron que todo el país estaría bajo cuarentena obligatoria por el Covid19. Lo cual significa que no podríamos salir de nuestras casas, solo por motivos de fuerza mayor, o sea: para comprar alimentos y para gente que trabaja en una actividad esencial.


La gente no para ni un segundo, desde el primer día algunos ya estaban enloqueciendo con la idea de estar en casa por más de dos semanas. ¡Tampoco es el fin del mundo!


A una le gustaría pensar que es una pesadilla de la cual no puede despertar. Pero no, lo que sucede afuera es real, muy real. Intento controlar el adentro. Entonces me hago una rutina diaria, para que mis días demasiado iguales tengan algún sentido.

***


Es un día de sol. Martes de otoño en cuarentena y parece una ironía de la vida que tanta belleza que entra por las ventanas de la habitación cuando un virus nos mantiene “aterrorizados”. Al menos eso siento yo y supongo que la mayoría de las personas no queremos salir a la normalidad.


Me siento a desayunar y veo las noticias, las cifras de contagiados y muertos de todo el mundo, cada vez aumentan más, me recuerda que salir es peligroso, por más que lo extrañe, es un gran riesgo.


Miro a Europa y creo que una vez más me horroriza. Esa gente está volviendo a hacer la vida de siempre.


***


El encierro incentivó a la jardinera que hay en mí, aunque no toqué ni una sola planta en ochenta días. No se trata de lo que crece, sino de la actitud en la que acompañamos el crecimiento de las cosas en nuestro entorno.


Aprendo en este silencio sobre la germinación y el cuidado. Cuidar las palabras, cuidar a las personas, reconocer lo crece por lo que es y no confundirlo con nuestras expectativas, saber reconocer el tiempo propio para cada cosa.


Los mensajes de WhatsApp ya nos los respondo con la misma rapidez de antes, los leo, los pienso y capaz a los días los respondo.


También pienso que estoy aprendiendo a decir que “no” de un mejor modo. Pienso en la vuelta de las formas, no en el contenido: simplemente en el regreso de las formas, y en que, en mi caso lo que acabo por germinar con cuidado es a mí misma, tal vez por primera vez.


***


La cuarentena vino en un momento donde me andaba poniendo de acuerdo conmigo misma. Basta ya de "querer una cosa y hacer otra".


Corrí el ego de mi vida. Pero no siempre logro que se quede ahí. ¿A vos te pasa? Cuando crees que vas bien, que aprendiste y estás creciendo, vuelve el ego a mostrarte que te falta.


Y es lo que nos pasa como sociedad, todos queremos tener razón, somos tan volátiles y tan inconsistentes que nos enfrentamos una y otra vez con el desastre para darnos cuenta que no aprendimos nada. ¿El ego es tan imponente? Lo es. Por eso resigno el

mío que cada momento que se me atraviesa y me Cruzo en tensas discusiones en las que a veces gano. Cuando perdono soy valiente. Cuando me importa más el otro soy valiente. Lo valioso no tiene precio en moneda. ¿Dónde estás vos en este momento? ¿En qué posición? Tira tu ego y tal vez de esta forma ganemos la pelea. Mañana puede ser el día en el que el valor se apodere de tus sueños, y puedas cumplirlos.

***


Me gusta cuando llueve, porque la lluvia nos deja sin excusas. ¿Te gusta la lluvia? conozco gente a la que la lluvia la deprime, y otra a la que las gotas la inspiran, a mí por ejemplo, me inspira a leer, a mirar series, cocinar y dormir . ¿Y a ustedes?


***


Veo el último rayito de sol en la terraza. Voy hacia la pared y cierro los ojos para sentir el calor en mi cara .Lo siento en mi cuerpo y me abraza... ¡cuánta falta hace un abrazo en estos días!


El cuerpo se contrae, el alma se oscurece y se llena de miedos sin un abrazo que la justifique. Con los ojos cerrados, pegadita a la pared pienso en el cielo celeste, en el viento suave que me toca el cuerpo, dura unos pocos minutos, no hay caso, nunca me levanto a tiempo para disfrutar un rato más el rayito de sol que visita mi patio.


***

Todos nos necesitamos estar cerca de alguien, de gente que solo podemos ver a través de la pantalla durante más de 200 días y que no podemos abrazar.


***


¿Te das cuenta que la vida es corta? o te hizo falta toda ésta movida para notarlo. Yo creo que estoy buscando un tiempo, algo que me emocione y me haga volar.


¿Tiene que pasar una pandemia para que comprendamos la fragilidad de la vida, para ser más amables, sonreír más y apreciar a los familiares? ¿Se requiere un virus para dar el "ese" paso? ¿Qué pasará con todo esto?


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